El EBITDA (*) se toma a menudo, como una aproximación del flujo de caja operativo de una compañía y se usa como magnitud para valorar un negocio aplicando un multiplicador (p.e. 3 X EBITDA).
Normalizar el EBITDA para que sea un indicador representativo del valor de la empresa tiene sentido.
Un comprador experimentado irá más allá del EBITDA y se enfocará en el Flujo de caja libre para valorar un negocio (que considera las inversiones en activos fijos y capital de trabajo, los impuestos, etc.), no obstante, el cálculo del Flujo de caja libre se realiza a partir del EBITDA, por esta razón normalizarlo para mostrar los mejores números de la compañía es una herramienta importante para el vendedor del negocio.
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Ingresos o gastos con partes relacionadas.
Se refiere a compañías que realizan transacciones con otras relacionadas a precios inferiores o superiores a los del mercado. Por ejemplo, una compañía que compra determinados productos para su operación a otra que pertenece al principal accionista de la operadora. Cuando la compañía operadora va a ser vendida el EBITDA debe ser normalizado para reflejar el valor de mercado de esos suministros.
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Ingresos o gastos generados por activos superfluos.
Los activos superfluos no son utilizados en el proceso operativo del negocio. Por ejemplo, una compañía cuyo dueño tiene un avión que ocasionalmente es usado en viajes de los ejecutivos de la compañía. El avión no se necesita para operar el negocio y por ello es considerado superfluo para el potencial comprador. Si los gastos asociados al avión han sido pagados por la compañía, esos gastos deben deducirse para normalizar el EBITDA.
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Salarios y bonificaciones de los accionistas.
Los salarios del dueño o accionistas a menudo son superiores o inferiores a los que se pagarían a un gerente independiente. Además, es común que al final del ejercicio si el dueño opera el negocio, se declare un bono especial con el propósito de pagar menos impuestos. Estos bonos y cualquier salario extraordinario de los accionistas deben ser ajustados para calcular el EBITDA recurrente, una vez hecho este ajuste debe deducirse como gasto lo que sería un salario de mercado de un gerente independiente.
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Alquiler de instalaciones a precios por encima o por debajo del valor de mercado.
Muchas compañías no son dueñas de las instalaciones en las que operan, pero pagan un alquiler a una empresa holding que pertenece a los accionista de la operadora. . Este ajuste es similar al que se realiza por transacciones con relacionadas (1). Normalmente la renta es fijada de manera arbitraria y por encima de la que se encontraría en el mercado de alquileres El EBITDA debe ser ajustado eliminando este gasto y adicionando un gasto de alquiler de mercado.
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Costos de puesta en marcha.
Si una nueva línea de negocios se ha puesto en marcha durante el período en el que se analizan los resultados históricos, los costes iniciales asociados deben sumarse de nuevo a EBITDA. Esto se debe a que esos costes son irrecuperables y no se incurrirá de nuevo en ellos en el futuro.
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Litigios, arbitrajes, recuperaciones de reclamos y disputas.
Cualquier ingreso o gasto extraordinario que pueda haber ocurrido durante el periodo de revisión, no ocurrirán de nuevo. Por ello, deben ser deducidos (en el caso de un ingreso, p.e. la recuperación de un reclamo de seguro) o agregados (por ejemplo en el caso de un gasto debido a una demanda) al EBITDA para normalizarlo.
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Honorarios profesionales no recurrentes.
Deben identificarse gastos registrados y relacionados a eventos que no ocurrirán en el futuro. Por ejemplo, honorarios legales por una disputa legal específica. No solo deben sumarse al EBITDA los gastos relacionados con el arreglo judicial sino también los honorarios profesionales relacionados. Lo mismo aplica para honorarios profesionales de otras disciplinas y de naturaleza no recurrente (campañas de marketing especiales, transacciones especiales etc.).
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Reparaciones y mantenimiento.
Esta suele ser la categoría que más hay que afinar. A menudo los dueños de negocios privados registran las inversiones de activos fijos como reparaciones y mantenimiento a fin de minimizar el pago de impuestos, aunque esta práctica reduce el pago de impuestos anual podría resultar en una valoración menor de la compañía en venta debido a un EBITDA histórico menor. Se requiere pues, una revisión minuciosa para agregar o quitar del EBITDA cualquier inversión en capital registrada como gasto.
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Inventarios.
Si la compañía en venta provee servicios utilizando equipos, normalmente tiene inventarios de repuestos A menudo, los propietarios de negocios privados tendrán una provisión genérica del inventario de piezas de todo el año Al igual que las compras de capital, piezas adquiridas durante el año también se registran como gasto para reducir al mínimo los ingresos a efectos fiscales. Si hay más inventario que la provisión genérica que se está realizando, sería conveniente hacer un conteo y valorar este inventario lo más cerca posible del momento en que el negocio se va a vender. Cualquier exceso sobre la provisión debe sumarse al EBITDA con el fin de tener en cuenta el valor real del inventario realizado.
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Otros Ingresos y Gastos.
Bajo esta categoría de los estados financieros suelen haber cargos que pueden sumarse de nuevo a EBITDA. A veces también es la “cesta” de los gastos que no pueden ser registrados en otras partidas. Hay que prestar mucha atención a estas cuentas y asegurarse de que lo que es no recurrente se vuelva a añadir al EBITDA.
Cuando se va a vender un negocio, a menudo se prepara un resumen de cinco años de EBITDA normalizado para promover la venta. Nada impide revisar los números mucho antes de tomar la decisión de venta para asegurarse una buena venta. Cualquier multiplicador sobre un EBITDA mayor es siempre mejor.
(*)Acrónimo de Earnings Before Interests, Taxes and Amortizations (Beneficios antes de Intereses, Impuestos y amortizaciones)
Este post está basado en “The top 10 ebitda adjustments to make before putting a company for sale” de Erick Hamdan, publicado el 2 de junio de 2014.